Te quedaste ahí
en medio de un adiós
y un hasta luego.
Con tus huellas fusionadas
en el suelo
y ese paso hacia delante
que nunca llegaste a dar.

Deva.
Te quedaste ahí
en medio de un adiós
y un hasta luego.
Con tus huellas fusionadas
en el suelo
y ese paso hacia delante
que nunca llegaste a dar.
Deva.
Deva
En aquel instante,
solamente éramos nosotros,
sin más adornos que,
nuestras miradas,
consumiéndose,
entre las llamas,
del cielo.
Deva.
Susúrrame tus delirios,
acariciando todos los rincones de mi alma.
Deva.
Yo no quiero ser el «te echo de menos» de alguien.
Yo quiero ser el «te tengo aquí y ahora conmigo».
Deva.
Enreda el aliento de tus susurros entre los rizos de mi pelo,
haciendo así de tus palabras,
una maraña ondeante de tus pensamientos sobre los míos.
Deva.
Quiero bailar contigo eternamente,
al son del aleteo de las mariposas,
en un día de primavera.
Deva.
Me gusta cuando me acaricias hasta el alma,
como el agua cuando resbala por el cristal,
en un día de lluvia.
Deva
Eres como un manantial de agua fresca y pura que llena mis venas y arterias de vida de nuevo, desembocando en mi corazón.
Deva
Te rozaría eternamente con mis pestañas todos los rincones de tu cuerpo, hasta que tu alma volviese a sonreír.
Deva.