
Deva
Deva
Deva
Deva
Deva.
Incluso cuando llueve
más allá de las nubes
sale el sol.
Deva
Te observo desde la esquina del sofá,
siendo una simple silueta
a la luz del ventanal.
Recostada en tu habitual mala postura
entre dos sillas carcomidas por el tiempo,
con tu viejo libro de hojas amarillas
aquel,
que compramos en un mercadillo
perdido del bullicio de la gran ciudad.
Y así pasan las tardes de verano
tú,
en tu mundo de fantasía
y yo
creando el mío a tu lado.
Deva
Deva
Deva
Deva
Deva